martes, 9 de junio de 2009

SERENIDAD

Serenidad:
la tierra canta
olivares antiguos al sol del maarabit…
Antelación del final,
rescate de recuerdos
para el camino sin tiempo ni espacio.

Sólo la memoria
acompañará el tránsito sin cuerpo,
aquí y ahora
lleno los ojos de cielos y mares,
aquí y ahora
cerco al árbol con mis brazos
para sentir el discurrir de su voz.

La verdad es sólo un murmullo
que resguarda la noche,
háblala con los ojos,
porque recuerdos y memoria
son lo único que quedará del dolor.

Es la hora de la Nitzutz,
de la luz, de la chispa iniciadora:
la hora del Amor y la renuncia
que no se palpa,
el voto que acunará la sonrisa;
es la luz azulblanca
del un Jesús de carne y hueso.

No temo el último adiós
porque Dios me imaginó desnuda,
y partiré vestida de estrellas…

Issa Martínez

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