domingo, 28 de junio de 2009

EXISTIÓ UN HOMBRE QUE LO SUPO

Quizá uno de los seres humanos más conocido del mundo sea Jesús y, creo que ha habido muchos: Valmiki, Platón, Aristóteles, Avicena, Sócrates, El Cid Campeador, Dante, Tagore, Cervantes, Shakespeare, Nobel, Fleming, Lutero, Lincoln, Beethoven, Darío, Gandhi, Hitler, Bush (hijo) y Obama, Juan Pablo II, la Madre Teresa de Calcuta, Hussein, Sinatra, Los Beatles y Lennon, Madonna, y hasta Michael Jackson recientemente fallecido. Pasando por un gran número de personas igualmente famosas, en todos los rubros de la historia, y que se hicieron famosas de forma positiva o negativa o, quizá, muy negativa. Pero haciendo una recopilación, ninguno tan conocido o famoso como Jesús.

Podríamos seguir nombrando reyes y príncipes, escritores, filósofos, artistas, científicos y políticos, sin importar en qué época de la historia vivieron, la lista es larga, muy larga. Pero ninguno(a) puede ser tan recordado y actual como Jesús el Galileo, el de Nazaret, el carpintero…

Incluso no faltó quien obtuviera más notoriedad, diciendo que su grupo musical era más famoso que el mismo Jesús, claro, ésta fue una declaración del fallecido Lennon, cuando formaba parte del famosísimo cuarteto de Liverpool. Declaración, en mi opinión, de un simple mortal con una sensibilidad especial para la música, que sin embargo, dejó de pisar la tierra. No puede ser más notorio alguien que es vencido por la soberbia o la vanidad, ni puede compararse siquiera, con alguien que entregó su vida a predicar una doctrina de amor. Y que conste que musicalmente el señor Lennon está dentro de mis gustos preferidos.

¿Cuál fue la razón por la que un hombre de aquella época, considerado para entonces un hombre común, trascendiera todos los tiempos? Han de llegar los días en que nuestros nietos y bisnietos y generaciones futuras, puedan conocer la existencia de este hombre y sus hazañas. Más allá de milagros y religiones, el amor trasciende por fuerza natural; porque es como un péndulo que marca las épocas, y, el amor, siempre tiene respuesta.

Pensando en esto, quizá ese es el único camino para trascender más allá de la carne. Los actos, los hechos, las palabras, marcan un sendero hacia el espíritu de los que están y de los que vengan. El amor es un péndulo que nos devuelve el fruto de la semilla plantada, y al final, la decisión siempre es nuestra, porque sin importar la vida que nos toca, la época, la raza o religión, antes somos seres libres, y nuestra, definitivamente nuestra, es la libertad de elegir la forma de ser enterrados en el olvido o de seguir viviendo en los corazones de quienes a fuerza de amor, nos reviven en sus evocaciones. Esa es la herencia positiva para este mundo que a veces pende de cabeza, esa es la inmortalidad.

Existió un hombre que lo supo y, ese hombre fue Jesús.


Issa Martínez

martes, 9 de junio de 2009

SERENIDAD

Serenidad:
la tierra canta
olivares antiguos al sol del maarabit…
Antelación del final,
rescate de recuerdos
para el camino sin tiempo ni espacio.

Sólo la memoria
acompañará el tránsito sin cuerpo,
aquí y ahora
lleno los ojos de cielos y mares,
aquí y ahora
cerco al árbol con mis brazos
para sentir el discurrir de su voz.

La verdad es sólo un murmullo
que resguarda la noche,
háblala con los ojos,
porque recuerdos y memoria
son lo único que quedará del dolor.

Es la hora de la Nitzutz,
de la luz, de la chispa iniciadora:
la hora del Amor y la renuncia
que no se palpa,
el voto que acunará la sonrisa;
es la luz azulblanca
del un Jesús de carne y hueso.

No temo el último adiós
porque Dios me imaginó desnuda,
y partiré vestida de estrellas…

Issa Martínez

lunes, 8 de junio de 2009

POEMA DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR

He aquí, el sembrador salió a sembrar.

Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.

Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.



El que tenga oídos para oír, que oiga.



(Poema de la Parábola del Sembrador)

Nazco entre piedras
y sin raíz muero,
antes alimenté pájaros,
luego extravié mi brújula
y se ahogó mi camino.

Hoy podo al árbol
de mi semilla primigenia,
y me derramo en palabras
para repartir el murmullo
de la verdad.

Soy tierra y semilla
al viento del Amor…

Issa Martínez

EL AMOR DE JESÚS

Un día decidí bajar a Jesús del madero, quitar sus clavos y su corona de espinas y, simplemente, seguir su palabra de hombre y su filosofía de vida, sin ningún concepto ni relación religiosa. Quizá mi amor por la poesía me hace verlo también como un poeta. Soy una enamorada de Jesús. De su amor hacia la vida y de su visión de traer y dejar al mundo, mucho más que una doctrina religiosa y seguidores de ella.

A decir verdad, tengo una duda enorme de si éstas fueron realmente sus pretensiones. ¿Quién fue en verdad Jesús? Se sabe tan poco y tanto se ha cambiado de su verdad, que creo que nunca podremos saberlo con certeza. Apenas intuir, apenas imaginar, apenas tomar lo recogido en la historia y llevarlo a justo lugar de nuestra mente y corazón, para acércanos nada más, a su autenticidad y a sus intenciones.

Quizá he fabricado un Jesús muy a mi manera y sentimientos, pero muy en el fondo hay algo que me dice que no estoy tan equivocada. Jesús, más allá de su manifestación como hijo de Dios, fue el más grande Maestro del Amor, de la ternura y la compasión y, por sobre todo, de la esperanza.

Jesús es el más grande Embajador Mundial de la Paz. Y sí, creo que sus doctrinas no llegaron para que nos lamentáramos y lloráramos ante esa imagen terrible que destroza el corazón, de un Jesús crucificado. Es demasiado doloroso que la religión católica lo eternizara en esa cruz, por eso desclavé los clavos y lo liberé de la cruz, y la mejor forma para hacerlo es hablarles de él, de su luz y de su inmenso mensaje de Amor.

Issa Martínez